Palabras surgidas dentro del contexto: "Taller sobre Emily Dickinson".
¡Cuán efímera es la vida y que extremadamente frágiles somos!
Vivimos sabiendo de nuestra
caducidad.
Subsistimos ignorando a la vida
por temor a la muerte.
Prometemos vivir recordando.
Morimos olvidando.
Vivimos acelerados.
Sin un momento para disfrutar del
camino y visualizando la meta.
Olvidando que la meta… no la
trazamos nosotros.
¿Realmente sabemos qué es la
vida?
Tememos tanto a la muerte, que
olvidamos que en este camino está la vida.
La vida: esa loca de cabello
plateado y efímera.
La vida: esa que te invita a
tomar un café con ella.
La vida, esa que olvidas que es
un pequeño tesoro al que cuidar y mimar.
La vida: esa que dura lo que un
suspiro.
¿Sabes realmente qué es la vida?
¿Estás segura?
Cierra los ojos y huélela.
¿A qué huele tu vida?
¿A desesperación, a alegría, a
tristeza, a miedo, a sueños sin cumplir, a amor, a...?
¿Dime, a qué huele tu vida?
No tengas miedo.
Cierra los ojos y huele.
La mía, huele a sal.
A lágrimas, recién cortadas.
A mar, con amplios horizontes y
fluyendo con el paisaje.
A grandes peces, comiéndose mis
sueños.
A bancos de coral,
resplandecientes de alegría.
A erizos, clavando sus púas en mi
corazón.
A algas, bailando la música del
océano.
Mi vida huele a maresía.
Con todo lo bueno y todo lo malo.
Sin embargo… no quiero dejar de
cerrar los ojos y olerla hasta la médula.
¿A qué huele tu vida?
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