4.732 amigos en Facebook, 2.384 seguidores en Instagram,
5.928 en Pinterest, 1.298 seguidores enTwitter, 4.208 amigos en Linkedin…
Una vida aparentemente feliz y ajetreada; miles de amigos;
fotos de viajes, actividades, recetas de cocina jugosas y deliciosas; poses
divertidas…
Sin embargo la soledad campa por doquier, no hay nadie real a
su lado.
Mientras toma un café en la terraza de una cafetería toma
una foto con un encuadre perfecto, un color precioso y una gran calidad; entre
otras cosas debido a la calidad de su móvil.
-“Tardeo de chicas #chicas #relax #diversion #cafe
#salimoshoy”
Sube a sus redes sociales y en apenas 1 hora consigue
cientos de me gusta y retweets. Aunque la realidad es bien distinta, bien
podría poner:
-“Aquí estoy tomando algo sola en una cafetería, me siento
terriblemente sola y necesito la aprobación de otro ser humano, necesito saber
que alguien me ve, me lee, me admira, me envidia ¡sí, me envidia! #estoysola
#soledad #acompañame #inseguridad #miedo #indecision”.
Termina su café sin dejar de mirar las redes sociales; está
especialmente contenta con el resultado de la última foto, un encuadre en
blanco y negro en el que destaca el humo del café, dándole fuerza a la
fotografía.
La verdad es que si se detuviera a mirar un poco al resto de mesas, se
sorprendería:
En una hay un grupo de mujeres jóvenes esperando la hora
para ir a recoger a los niños al cole, su conversación está centrada en lo
listos que son sus pequeños y lo mal que lo hace xxx, que por casualidad hoy ha
acudido al café.
Hay al menos 3 mesas más con solo una persona sentada; una está
compuesta por una mujer de mediana edad, cabello cano, que tiene una revista en
sus manos que hoja, mientras de vez en cuando sorbe el café; la siguiente es un
calco de nuestra protagonista, otra mujer de unos 40 años, ávida lectora de sus
redes, de las que no levanta ni un instante la mirada, a no ser para aspirar compulsivamente
el humo de su cigarro y por fin la última, se trata de un señor que también
roza la cuarentena y este no mira aparentemente a nada, esta absorto en sus
pensamientos, en algunos breves espacios de tiempo parece “volver”, posa la
taza de café suavemente en sus manos, aspira su aroma, lo mira, vuelve a
olerlo, por fin toma un pequeño sorbo y sonríe abiertamente; parece un ritual,
un ritual que solo él debe de entender; pero lo que más llama la atención es que
parece feliz. Ta vez si se diesen cuenta de ello, no tendrían reparo en
preguntarle su secreto, el secreto de estar solo, sin estar triste.
En realidad de todas esas personas allí sentadas, creo que es
casi el único que parece feliz, absorto en sus pensamientos o emociones, no sé,
solo sé que trasmite tranquilidad, paz y serenidad; no mira a nadie, ni habla con nadie, las únicas
palabras que se le han escuchado han sido:
-“Un café, por favor”
Seguidas de un agradecimiento y una sonrisa al momento de servírsele
el café.
Da la impresión que estar “solo” es terrible y sin embargo
él parece disfrutar de su soledad.
¡Bueno, creo que son demasiadas elucubraciones, para tan
poco tiempo! Nuestra amiga tiene que volver a casa a conectar el móvil al
cargador ¡no sea que se quede incomunicada! Así que se alza del asiento sin mirar
a nada ni nadie, paga y se va, camino a
casa, sin levantar la mirada de sus redes sociales.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Tienda on-line: http://herboristeriaherbasana.es/
Redactora en: http://www.enbuenasmanos.com/
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