Siempre escuche:
“Dios aprieta, pero no
ahoga”
No obstante:
¿Qué hacer cuándo te
cuesta respirar?
¿Cuándo no puedes siquiera
sacar la nariz de puntillas y coger aire?
¿Cuándo duele hasta coger
aire?
¿Cuándo duele hasta el
solo hecho de levantarse y comenzar el día?
A veces es tan duro el día
a día que no ves el final; que no encuentras paz ni descanso al final del día;
tu cabeza sigue dando vueltas y vueltas a la misma historia, al mismo problema
sin solución o al menos tú no la encuentras.
La cabeza te estalla, te
oprime el corazón, las lágrimas desbordan por tus ojos…
¡Y sigues sin ver nada!
¿Y si no hay solución?
¿Y si no puedo hacer nada?
¿Y si no encuentro la respuesta?
¿Y si no encuentro la respuesta?
Tal vez es que buscas
demasiado; tal vez es que te preocupas demasiado; tal vez…
Tal vez, tal vez es que
buscas la solución “aspirina”.
¿Aspirina?
Si: rápida e inmediata;
que te aleje del dolor y de la frustración y de tener que tomar decisiones
difíciles.
Nos desengañamos, nos
frustramos, nos entristecemos…fácilmente.
Buscamos soluciones
rápidas, sin conflicto, sin comprometernos demasiado y al mismo tiempo notamos
un vacío en nuestro corazón, una tristeza y desesperación que nos ahoga en un
mar de incertidumbres.
¿Cuál es la solución?
Cierra tus ojos.
Escucha tu corazón.
¡Y, actúa!
¡Haz lo correcto!
Nadie dijo, que todo fuese
fácil, solo que podríamos hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario