Enloquecidos y desesperados buscamos y buscamos el lugar desde donde posiblemente surja, buscamos en lugares inhóspitos, en falsos gurús y profetas; sin darnos cuenta que cada vez estamos más alejados.
Saltamos mil y un obstáculos, realizamos millones de conjuros, rezamos miles de oraciones diferentes y estamos cada vez más enloquecidos por los chillidos del Ego que nos impiden oír tu voz.
-¡Cuán lejos buscas hijo mío! ¿Acaso no sabes dónde estoy? Deja de buscar. Solo detente, comienza a perdonar y a amar; esa es mi voz.
-No estoy lejos, estoy aquí, aquieta tu mente a través del silencio; deshecha falsas creencias y escucha, no busques fuera.
Anhelamos tu voz, sin embargo no acallamos el rechinar del Ego.
Buscamos tu paz, y seguimos alimentando el rencor, la discordia y la hostilidad.
Deseamos el perdón y no aprendimos a perdonar.
Queremos que se pongan en nuestros zapatos y no dejamos de juzgar.
Tú voz esta en nosotros, sedosa y plácida; solo a través del silencio, el perdón y el amor podremos escucharla.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha) |
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