Artículo publicado en: https://www.mindalia.com
A tod@s en algún momento de nuestra vida nos pasa algo feo,
malo, insoportable…
Algo que nos bloquea y no nos deja reaccionar, por mucha
“teoría” que nos sepamos de memoria, por muy Zen que seamos, por mucho
positivismo que respiren nuestros poros.
¿Qué podemos hacer ante esa situación que en estos momentos
esta desbordándonos?
Lo primordial y tal vez lo más sencillo es: respirar
¿Respirar? Si, si te detienes unos segundos te garantizo que
casi al 100% que no respiras de forma natural, tu respiración se ha vuelto
superficial e incluso puedes ser que te cueste coger aire de forma profunda.
Así pues busca un lugar cómodo.
Así pues busca un lugar cómodo.
Recuéstate.
E inspira profundamente, coge aire puro, limpio y lleno de
energía.
Expira, imagina ese aire de color negro, expulsa toda
preocupación, tristeza, negatividad…
Aparentemente no parece algo muy efectivo, pero te adelanto
que solo es aparentemente; este ejercicio te ancla en el presente, relaja y
equilibra tu sistema nervioso.
Al final del ejercicio, si aún sientes esa angustia que te
apremia, solo hazte una bola y abrázate (como cuando estabas en el vientre de
tu mamá) y da rienda suelta a tus emociones; estas sol@, no tienes que rendir
cuentas a nadie, nadie está viendo tu vulnerabilidad, así que permítete sentir
estas emociones ¿negativas? Y dar rienda suelta; por unos minutos: rebózate por
unos instantes en ellas (solo unos instantes), siéntelas sin juzgar ni
racionalizar.
Ahora ha llegado el momento de soltarlas, suéltalas sin miedo,
ni preguntas.
Vuelve a respirar.
E inspira profundamente, coge aire puro, limpio y lleno de
energía.
Expira, imagina ese aire limpio y lleno de amor.
Vuélvete a abrazar como un bebé en el vientre de su madre y
sonríe, sonríe desde tu interior.
Permítete descansar.
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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