Desde niños se nos inculca la carga del pecado.
Incluso al orar pedimos perdón por nuestros “pecados” y
“milagros” para nosotros mismos y tal vez con suerte para los demás.
UCDM nos desmonta todas estas ideas erradas y nos rescata del
dolor.
La oración debe de ser un instante sublime y sagrado; que nos
llevará a la primera recompensa que es la PAZ.
En la paz y el silencio, surgirá el sentimiento verdadero que
nos hará reconocer que no hay pecado, excepto el del sentimiento de separación
de la fuente y este en realidad solo sucede en nuestra mente.
Esa sensación de separación es la que nos lleva a alejarnos y
a crear una falsa deidad llamada ego; al adorarlo caemos en la dualidad: cielo,
infierno; bien, mal; buenos, malos; guapos, feos; ángeles, demonios…
Es esta falsa dualidad la que cada día nos aparta más de la
esencia del Ser y de la unidad.
No ores para ser curado, para eliminar ese dolor, para tener
más dinero, para… No ores esperando el milagro de la sanación, el perdón y la
salvación.
La oración no es para pedir, es simplemente para elevar
nuestro nivel de conciencia y comunicarte con la fuente, en la unidad.
No ores llorando, lamentándote, culpándote… si así lo haces es
que no has visto aún tu esencia divina.
Cuando ores solo disfruta del amor, de ese fugaz instante de
unidad, recuerda quien eres; no importa lo que crees que has hecho o que te han
hecho; solo importa saber quién somos y recordad que somos hechos a su imagen y
semejanza. Al igual que no pides a las estrellas que te iluminen, solo sales a
la terrazas y las buscas; al igual no debes de pedir que venga alguien a
solucionar tus problemas creados solo por ti, solo debes de acercarte y sentir
su amor y la esencia de la unidad y el resto se diluirá en la esencia del amor.
Autora: Rosa Francés (Izha)
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Regente de: Herboristería Herbasana Canals Valencia
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http://herboristeriaherbasana.es/
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Colaboradora en: http://www.enbuenasmanos.com
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