ARTÍCULO PUBLICADO EN: https://www.mindalia.com/noticias/trabajando-mi-felicidad-hooponopono/
¿Cuántas
veces te das permiso para disfrutar tu felicidad?
¿Cuánta atención le pones a lo qué te hace feliz?
¿Cuánto tiempo te regalas para poder hacer lo que te da felicidad?
¿Cuántas cosas te permites hacer qué realmente te apetecen?
Ciertamente
si volvemos al pasado cuando éramos pequeños y no teníamos la presión actual de
ser, tener, conocer, poseer… cuando salíamos a la calle hasta el anochecer,
cuando nuestra madre nos daba un bocadillo de chocolate y nos íbamos a jugar, cuando
nos tirábamos a la acequia o río más cercano y tal vez no teníamos siquiera
bañador, cuando mamá o papá nos contaba un cuento, cuando nuestros ojos se
abrían enormes ante un mago en la calle o contestábamos a la marioneta de la
función y creíamos que podíamos volar en sueños…
Creo que
personalmente esos momentos son los más perfectos y más llenos de vida y
felicidad que disfrutamos.
También
podemos recordar a la persona que nos decía que:
-No, las
marionetas no hablan.
-Es
figura que has pintado te has salido de la raya.
-El sol
no es verde, es amarillo.
-Tienes
que hacer las cosas así.
-Etc.
En esos
momentos cambiamos, pues creíamos que siendo como los mayores decían no les
decepcionaríamos, seríamos “buenos”.
A modo personal recuerdo una
anécdota que me paso con uno de mis hijos cuando tenía apenas 7-8 años:
El maestro nos llamó a clase y preguntó:
– ¿cuántas personas viven en su casa?
-“Tres.” Conteste. Es que su hij@
pone en sus dibujos a lo menos 15 personas (abuelos, tíos, primos…) y además
cuándo pregunto sobre el fin de semana me contesta cosas como que se ha ido a
buscar hadas, a comer a casa de Pedro Picapiedra…
- ¿Y…?
-¿Cómo qué y…?
-Su hij@ no vive en el mundo real y este es muy duro y así no llegará a
ningún lado, siento decirle que su hij@ nunca será nada en la vida.
-¿Qué? ¿Sabe usted lo qué dice? Mi hij@ tiene 8 años y, sí, cree en hadas,
seres mágicos, incluye a toda su familia en su casa y muchas cosas más que se
llaman: imaginación. Y la imaginación si no se tiene con 8 años no se tendrá
nunca. Y, sí, puede que la vida sea dura, pero quitar los sueños a un/a niñ@ es
peor.
Dicho lo cual me fui,
sabiendo que desde luego no dejaría de ir a buscar hadas, a pasear con duendes,
ni dejar de ir a comer con la familia Picapiedra solo porque este señor lo
dijera. Y ya os digo que mi elección no fue mala y si, si que llegó a algo mi
hij@; llegó a mucho y no solo a ser buena persona, terminó sus estudios y la
Universidad con una de las mejores notas de su clase.
Esta es la clase de gente que rompe sueños (al
menos para mí).
Pues bien,
ha llegado el momento de borrar todas estas creencias erróneas:
-No pasa nada si pinto el cielo verde, rojo, azul…
-Me
permito salir de la raya del dibujo.
-Quiero
hablar con mi muñeco y no es malo.
-Me
apetece leer un cuento de nuevo.
-Etc.
¡Hoy
puedo y lo voy a hacer! Puedo hacer lo que me hace feliz, por pequeño y tonto
que a alguien le pueda parecer.
Quiero
recuperar hacer las pequeñas cosas que me fascinaban y que deje de hacerlas
pues eran una pérdida de tiempo, no eran productivas, era muy mayor para hacerlas,
no era el momento…
Voy a
disfrutar de nuevo de las pequeñas actividades que me aportan felicidad. Voy a
volver a conectar de nuevo con mi creatividad, esa que a todos de pequeños nos
cortaron y que sin darnos cuenta nos teletransporta a un lugar llamado:
felicidad, donde el tiempo no existe y tampoco el juicio ni nada que no sea
amoroso.
Busca un
lugar cómodo.
Cierra
los ojos.
Haz 3
respiraciones profundas.
Rememorar
3 cosas que me hayan hecho feliz esta semana (ver una flor, un pequeño paseo,
un empleo, haber podido superar algo, haber contestado a alguien que nunca
habías podido hacerlo…)
Las digo
en voz alta.
Las
vuelves a decir en voz más alta y sonriendo.
Ahora
puedes decir alguna de estas afirmaciones: soy capaz, valgo, tengo más fuerza
de la que pensaba, puedo hacer lo que me proponga, estoy en el camino.
Lo
siento, te amo, gracias, perdóname…
Gracias
por borrar en mí las creencias y memorias que causan que mi mente se apodere
del control de mi realidad haciendo creer que vivo en una eterna infelicidad.
Gracias,
Gracias, Gracias.
Agua de
vida limpia y purifica.
Fuente
perfecta elimina pensamientos negativos.
Lo siento, te amo, gracias, perdóname…
Ahora esas tres cosas que has dicho en voz alta que te han hecho feliz escríbelas en papelitos y ponlos en un lugar que puedas ver como un espejo, el armario…
Haz este ejercicio una vez a la semana.
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