Era de noche y a lo lejos se oía el ruido de la gran ciudad; un ruido extrañamente hipnótico
-¡Mama! ¿Me dejas ir a la ciudad? Pregunte
ansioso, deseando de todo corazón que mama se diese cuenta de lo mayor que ya
era y también que podía ir a la cuidad con mis amigos sin temor; ya que yo sabía defenderme por mi mismo, ya
había demostrado ser lo suficiente mayor para huir de peligros, recolectar y
ayudar en la construcción de nuestro nuevo hogar. ¡Vamos! Que casi se podía
decir que ya era un adulto.
-Ni pensarlo, la ciudad no
es para vosotros, es muy peligrosa, no sabes lo que haces, muchos van y pocos
regresan y los que regresan lo hacen humillados y tristes.
- ¡Soy mayor, soy mayor! ¡Tú no me entiendes! Grite, seguro que no volvían por lo bien que
estaban allí, mi madre era vieja y egoísta y lo que quería era que no me fuese
para que siguiese cosechando la comida ¡era una egoísta!
Así que aquel día quede con mis amigos y esa misma noche nos
iríamos a la ciudad a hacer fortuna, había escuchado que allí la comida estaba
por todas partes; que no había que esforzarse para nada; el hogar te lo daban; para la comida solo tenías que alzar la mano y como por arte de magia allí
estaba; hembras a montones ¡Como tenía que volver nadie de allí!
Solo el viejo
Charli, viejo y derrotado; recordaba verlo siempre recostado
sobre la sombra del mejor árbol, serio, sin hablar y sin moverse, los padres de
los demás lo alimentaban por lástima, ya que según decían habían sido amigos de
pequeños y él era el más listo de todos; pero un día marcho con varios a la
cuidad y solo él regreso, estuvo meses sin hablar, por la noche lanzaba aullidos de dolor y miedo, creían que moriría, pero al
final se salvo y contaba historias terribles de la gran ciudad, que si allí te
encerraban en jaulas, que si te perseguían por la calle y te daban caza…
¡Bueno! Esta es la historia que cuentan los mayores, pero para mí simplemente
fracaso y tenía miedo a reconocerlo.
Al anochecer partimos los 3 amigos ilusionados, sin dejar
nada más que una nota en la cama despidiéndonos de nuestra familia.
El camino se hizo eterno, tardamos 7 días casi sin parar, al
final las luces lejanas se hicieron visibles a nuestros ojos, quedamos
sorprendidos por aquellas montañas de piedra plagadas de gente y unos
cacharros horribles que pasaban sin cesar a toda velocidad; de pequeño vi uno cerca
de casa y mi madre me dijo que se llamaban coches y la gente se trasladaba de un
sitio a otro, pero nunca vi ninguno tan cerca. Alex se quedo anonadado
mirándolo y se acerco a verlo, pese a nuestro miedo, cada vez se acercaba más y
más.
-¡Mira, mira, son
chulísimos! Tanto se acerco que …
De repente oímos un ruido escalofriante ¡ hiiiiiiiisshossohcachafloshoooooooo!
-¡Alex, Alex! Gritamos todos, acudiendo a su
auxilio, aun sabiendo que era demasiado tarde, de repente aparecieron los
humanos gritando.
-¡Has pisado a una ardilla,
has pisado a una ardilla! ¡Mira, allí hay 2 más!
De repente empezaron
a perseguirnos y lanzarnos piedras
-¡Lucas corre, Lucas corre! Gritaba sin parar
Chip, al tiempo que una piedra lo alcanzaba y dejaba atontado en el suelo.
Una gran mano lo cogió y exclamo
-¡Mama, mama ya tengo una
ardilla para mi jaula!
Chip se quedo entre las manos de ese humano, mirándome con
sus grandes ojos, llorando y gritando.
-¡Corre, corre, sálvate!
Al final pude subir en un árbol, algo desvencijado, y ya
desde sus ramas más altas pude ver como
recogían a mi compañero muerto y lo tiraban a una especie de cajón
gigante, Chip fue metido en una jaula y yo pase 2 días tiritando de frío sin
atreverme a bajar, hasta que reuní el valor suficiente para bajar y arriesgarme
a coger de nuevo el camino de vuelta a casa, mi casa, ¡como sonaba esa idea en
mi cabeza!
Después de varios días de camino volví a casa, a la entrada
de mi bosque estaba mama ¡mama! Que hermosa palabra. Corrí hacia sus brazos y
me abrace a ella, como si mi vida fuese en ello.
-¡Mama, mama, mama, mama! Sollozaba sin parar, mientras ella
me abrazaba, sin reprocharme, sin gritarme, sin, sin…
Luego vino lo peor, contar la historia a los demás, decir
que sus hijos habían muerto por nuestra estupidez, por no hacer caso a los
mayores, entre tanto dolor y reproche se alzo una voz, la de Charli, el viejo
Charli:
-¡Dejad al chico en paz! ¡No sabéis lo que es aquello! Es un
bosque de piedra, lleno de humanos enfadados, corriendo de un sitio para otro,
sin un motivo aparente, gritando, peleando, cuando ven algo desconocido lo
pisotean o si les gusta lo encierran en una cárcel para ir a verlo, no
comprenden lo que es la libertad, los arboles allí están tristes, sin brillo,
los animales encerrados, es un caos. Nuestro hogar es el mejor del mundo y no
lo sabemos, nos despertamos con los primeros rayos de sol calentando nuestra
piel, tenemos los mejores y más brillantes arboles, salimos de nuestro
reconfortable hogar y la comida solo hay que recolectarla, cuando llega el
invierno caemos en un dulce y reconfortable sueño enrrolladitos en nuestra
preciosa cola, hasta que de nuevo el sol de la primavera empieza a brillar,
aparecen las más preciosas flores del mundo, cantan nuestros amigos los pájaros
y solo alguna vez, aparece un humano de esos por aquí. ¡Dejadlo en paz! Solo él
sabrá lo que es el sufrimiento y el dolor de perder a un amigo.
Por primera vez, comprendió a aquel viejo huraño y triste y
no solo lo comprendió, se sintió identificado con él y desde aquel día cada una de las mejores nueces
que recogiera serían para Charli, desde aquel día aprendió a amar su mundo, a
comprender las maravillas que le rodeaban y a saber el verdadero valor de la
libertad. Pero desde aquel día también nunca más pudo evitar acostarse y
dedicar su ultimo pensamiento a Chip, a preguntarse si estaría vivo, si se acordaría de él, si le guardaría rencor y
sobre todo a pedirle cada día perdón con su último pensamiento y dar gracias por
todo aquello que tenía y no valoraba. Aprendió que todo aquel brillo, murmullo
lejano que deseaba, era solo eso brillo, vacío y solo un espejismo.
Fue una gran lección no exenta de dolor
Fue una gran lección no exenta de dolor
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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2 comentarios:
Preciosa historia, amiga, con una gran moraleja, gracias por compartirla con nosotros, besos
Gracias Ana por tomarte la molestia de leer mi cuento
Un superbeso
Rosa
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