Envuelta en un sueño profundo soy despertada por el bufido
agresivo de mi gata Lily, temerosa entreabro los ojos cuando estos tropiezan de
lleno con los de Lily ¡es a mí a quien bufa! Esto me asusta en demasía, pues
ella es un amor; no obstante sin siquiera un intervalo de tiempo para
reaccionar, mi nariz se inunda de ese olor, tan desagradable a sangre, un olor
extrañamente dulzón y metálico, que apenas me deja respirar.
Asustada y confusa me levanto de un salto y es entonces cuando
me doy cuenta que ese olor de sangre es mío. Sale sangre de mi boca, tal cual
comienzo a andar en dirección al lavabo esa sangre comienza a fluir de
distintas partes: boca, nariz, oídos, ojos…
Estoy terriblemente asustada, pese a ello atino a encender la
luz del lavabo y quedo espantada ante mi propia visión, lloro verdaderas
lágrimas de sangre, mi sudor también es sangriento, mis oídos rezuman ese
líquido valioso y porque no decirlo apestoso.
Miro mis manos ensangrentadas e intento avisar a los demás,
intento gritar; sin embargo de mi boca no brota sonido alguno, solo sangre.
Lily es la única que se ha enterado de lo que pasaba, me sigue asustada y me
mira sin parar de maullar, ha sustituido el bufido por una especie de murmullo
parecido a un sollozo.
Ya no puedo hacer nada, la pérdida de sangre es excesiva, el
líquido sanguinolento que sale de mis oídos, me avisa que no hay lugar a
ninguna acción, solo quedan segundos, pues ya no tengo fuerza apenas para
caminar, de rodillas y con mi propia sangre intento escribir un mensaje, quiero
que sepan que les amo. ¡Mis hijos! Son lo único que me viene a la cabeza y el
desagradable espectáculo que se encontrarán al despertar, no puedo hacer nada
para evitarlo, esto no puedo controlarlo, me supera.
Caigo al suelo poco a poco, como a cámara lenta, el lavabo
queda cubierto de sangre, arrastro el toallero en mi caída, mientras maldigo el
día que me preste voluntaria para aquellos estudios protocolarios sobre enfermedades
virales y su trato hospitalario, maldigo aquellos estúpidos trajes que
realmente no han servido para nada y maldigo el no haber contado con mi familia
y haberme prestado a ese juego omnisciente, creyéndome cuasi un ser superior.
Con las pocas fuerzas que me quedan escribo:
Lo siento mam----------
No puedo terminar la frase, es mi último aliento lo que se va
en ella.
¡Yazco ya en el suelo, solo Lily lame lastimosa mis pies!
Acupuntora,
MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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