Hoy es Navidad y estoy sola sentada en la mesa, como en Nochebuena,
como ayer, como mañana, el fin de año y todos los días.
¡Bueno, sola del todo no! Esta Missi conmigo, mi fiel gata,
que me acompaña como cada año, no sé realmente cuántos ya.
¿No sé? Jejejej si lo sé ¡claro que lo sé!
Desde que me divorcie, desde que reuní fuerzas para decir:
¡Hasta aquí llegamos! Siempre recuerdo a “tod@s” diciendo:
-“Pobre Tere, lo que tiene que aguantar, su marido…”
A mis hijos diciendo.
-“¡Mama, aguantas porque quieres! Deja a papa, tú no mereces
esto”.
Así que una vez independizados mis “peques” tome la decisión
más difícil de mi vida, que no fue dejar a mi esposo, no. La decisión más
difícil de mi vida fue decidir de una vez por todas: amarme; amarme por encima
de las necesidades de los demás; amarme para de una vez por todas ser yo misma,
no la sombra de…; amarme para poder
mirarme al espejo y sonreír de verdad. Realmente estaba cansada de mí “hermosa”
sonrisa, cuando por dentro estaba hecha añicos.
Apenas recuerdo cómo fue ese día que marché de casa, sin nada,
sin casi ropa, dinero ni siquiera un lugar donde dormir esa noche y el montón
de noches que vendrían después.
Si recuerdo en cambio la cara de mis hijos al hablar con ellos:
estupor, incredulidad y luego para rematar ira ¿ira? Si, ira y un montón de
preguntas e inconvenientes:
-“¿Qué piensas hacer ahora? Yo no tengo habitación para ti;
papá ¿qué dirá? ¿Y la familia? Si tú no sabes hacer nada….”
¡Vamos, todo perlas! Su pobre y sufrida madre, pasó a ser poco
más que una delincuente.
Para el resto de familia, pase de ser una resignada, tolerante
y paciente esposa a ser: una egoísta, ambiciosa, acaparadora… pero sobre todo
loca.
Apenas comencé mi “nueva y recién estrenada vida” y pude económicamente,
arroje toda mi ropa triste y gris y la cambie por colores brillantes y
vibrantes como yo quería sentirme por dentro, pinte mis labios de rojo pasión e
incluso mi pelo; acrecentando aún más si cabe los rumores de loca.
Pero me dan igual los rumores, hoy comienzo a mirar al espejo
y sonreír sin tener que forzarme, cuando tengo un bajón (que los tengo, y
muchos) Missi se acurruca a mi lado y cuasi sonríe, arrancando de mi casi
marchita alma una sonrisa.
Lo que no me da igual es como han respondido quienes más amo,
tal vez pueda entenderlo: no estaban
preparados, no es su vida, no quieren problemas… Solo esperaba: un abrazo, unas
palabras de ánimo, un apoyo, un… algo, no sé realmente qué, pero algo.
Así que aquí estoy sola, como siempre; mi mesa está vacía,
pero realmente siempre lo estuvo. Hay soledad que se ve y otra que se siente.
Por suerte Missi acude a mi lado y ronroneando me arranca una
sonrisa y decido ponerme mi vestido nuevo, mis labios rojos y salir hacia la
misa del gallo, deseando feliz Navidad a tod@s los que me cruzo en la calle.
No pienso sentirme sola nunca más: tengo nuesv@s amig@s; soy
independiente; me siento válida por primera vez en muchos, muchos años y
comienzo a sentir que mi angosta y
mustia alma, comienza a florecer y abrirse hacia el mundo y las personas.
Así pues aparto el miedo de mi, aparto el sentimiento de
soledad y me amo; me amo, si, sin condiciones, sin expectativas y sin forzar.
Nunca más me dejaré avasallar, degradar, doblegar, ni
menospreciar por nadie a cambio de unas migajas de un supuesto amor; llámense:
marido, hijos, tíos, padres…
Yo me amo, yo soy, yo valgo.
Ese es mi mantra y mi camino.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Tienda on-line: http://herboristeriaherbasana.es/
Redactora en: http://www.enbuenasmanos.com/
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