domingo, 30 de octubre de 2016

¡Hazlo ya!


-¡Hazlo, hazlo, hazlo! Resuena en mi cabeza.
-¿Cuándo? Pregunto sin saber muy bien a qué o quién.
-¡Ahora! Vuelve a resonar ¿dentro de mi cabeza?
-¡Déjame intentarlo, pensarlo, dame tiempo, espera, es  muy precipitado…! Realmente me estoy asustando, necesito descansar, necesito parar, necesito poner la música a todo volumen para no seguir escuchando esta voz o no sé qué.
-¡Solo hazlo, no intentes nada, no pienses, no esperes…Solo hazlo!
-¡Dios!  ¿Me estoy volviendo loca? ¿Qué debo de hacer? Mi corazón está al borde del precipicio, a mil por hora, oigo la voz, junto los latidos atropellados de mi corazón.
Pongo la tele a todo volumen, tomo un Gelocatil doble y hago la cena, tarareando sin parar; mientras en casa me miran desconcertados.
-¿Mama cantando? Hace años que no canta.
Siempre escucharon de boca de los abuelos lo bien que cantaba y que lo deje sin más, un día cualquiera y nunca dije el motivo. ¿El motivo? ¿Acaso no está claro? Mientras pienso, voy irritándome a la par que el miedo aumenta. ¿Cantar? La hipoteca, el trabajo, los niños, la ausencia de ayuda… La voz nace dentro ¿Si dentro estoy vacía como quieren que cante? Bastante hago cada día, cada ropa lavada, cada comida hecha, cada pelo cepillado…
-¡Mama, no pares! Es preciosa esa canción. Dice el pequeño.
-¡Solo hazlo, no intentes nada, no pienses, no esperes…Solo hazlo! Vuelve a resonar esa voz turbadora y… ¿Tranquila, calmada, amorosa? No me había percatado de ello, solo estaba aterrada.
-¿Qué debo de hacer? Grito a la voz, asustando al pequeño.
-¡Mama, no pares! Tu voz es preciosa, pareces un ángel, pero si te apena tanto… mejor sigue cantando hasta que tu pena salga para siempre jamás, yo te abrazare mientras cantas y te cepillare tu pelo, como haces tú cuando estoy triste, no dejare que estés triste mama.
Con los ojos cerrados me dejo llevar, por unos instantes yo soy la niña pequeña y el parece mi papa.
-¡Mama! Ten la certeza que las cosas buenas siempre están aquí. Imagina la felicidad como olas que nos mecen y podemos dejarnos llevar o quedarnos en la orilla. ¿Jugamos a irnos con las olas para siempre y ser felices? Murmura mi pequeño, dándome la más grande lección de mi vida; su voz se funde con la que resuena en mi cabeza.
-¡Solo hazlo, no intentes nada, no pienses, no esperes…Solo hazlo!
-¿Qué debo de hacer? Alcanzo a decir rindiéndome y abriendo mi corazón a la locura, a la cordura, a lo que sea.

-Solo sé feliz. Siente la paz de reconocer a quien tú eres: AMOR.


Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Redactora en: http://ww

No hay comentarios:

Te esperé siempre

  Te esperé siempre Aún hoy en el ocaso de mi vida, puedo cerrar los ojos y ver de n...