Esta semana cuando me dirigía hacia el trabajo mi coche no
arrancó; en realidad suelo ser de las personas a las que no les gusta madrugar
y aprovecho hasta el último segundo de vagueo en la cama.
Sin embargo ese día sin ningún motivo aparente había salido
10m' antes hacia el trabajo, cuando el coche se negó a ponerse en marcha.
Después del enfado inicial y durante el trayecto a pie, me
percate de varias cosas:
Cosa rara, había salido antes de lo normal de casa.
Pese a ser invierno, hacía un sol radiante que acariciaba mi
piel, haciendo del trayecto un breve paseo.
El pobre coche no había puesto ningún impedimento para mover a
las 7;30 de la mañana, que es cuando mi hijo va al cole con su padre, cargado
con una mochila que pesa lo indecible y cuando aún es de noche y hace frío.
Durante el camino aprovechamos para charlar sin prisa mi
esposo y yo.
De paso hice algo de ejercicio jejeje.
Y sobre todo agradecí al vehículo que todos los días del mundo
me transporta y me protege del frío, lluvia...
En fin, algo que parecía tremendo se había convertido en algo
hermoso.
Creo que en esto radica el poder de la gratitud; en poder
disfrutar de los momentos que en un principio parecen complicados y encontrar
un motivo para dar las gracias por algo que tal vez todos los días tenemos y no
sabemos agradecer.
Seguramente necesite carecer de él, para darme cuenta de su
valor.
Y esto solo es un objeto; imagina las situaciones, las
personas que cada día están en nuestra vida y a las que tal vez no damos la
suficiente importancia; imagina si por un momento no estuviesen ¿Cómo sería tu
vida sin ell@s? ¿Tu hij@, tu herman@, tu compañer@ de trabajo, tu maestr@...?
¿Has pensado lo que hacen en tu vida, lo que les necesitas?
Tal vez pienses que no necesitas a nadie, pero todo es tan
simple como ir a comprar, estar enferm@... ¿Si no estuviese la persona que hace
y vende el pan? ¿Si tú médic@ no hubiera estudiado que pasaría cuándo
enfermases? ¿Qué comerías si el/a agricultor/a no madrugara cada día para
abonar, regar, cosechar...? y así sucesivamente.
Aquí es cuando entramos en el paso 2 "Vivir la gratitud
desde el interior, al percibir como esta cambia nuestra vida exterior".
Hasta el día de hoy el paso 1 todos los conocemos, nos educaron nuestros
padres, abuel@s y maestr@s en el; en dar las gracias cuando alguien te hace un
favor, te sirve la comida, te cede su asiento...
¿Cómo comenzamos a vivir la gratitud desde el interior?
Podemos aprovechar las pausas para distinguir los pequeños
detalles: el reflejo de la luz sobre un cristal; el color de un pelo que nos
parezca hermoso; el placer de oler por unos instantes un café/té antes de
tomarlo, el saborearlo sin prisa; escuchar los sonidos, hasta los cuasi
inaudibles de una habitación, parque, ciudad...; oler la comida y tomarla
disfrutando cada bocado; disfrutar de un beso, abrazo, caricia...
Esto tan sencillo y básico forma parte de los placeres de la vida, sin embargo de forma casi imperceptible vamos borrándolos de nuestra vida, dejamos de prestarles atención; pues estamos demasiado ataread@s, inmersos en este mundo de prisas, tensiones y problemas.
Esto tan sencillo y básico forma parte de los placeres de la vida, sin embargo de forma casi imperceptible vamos borrándolos de nuestra vida, dejamos de prestarles atención; pues estamos demasiado ataread@s, inmersos en este mundo de prisas, tensiones y problemas.
Así que
ahora detente y piensa cuán afortunad@ eres de poder: ver, comunicarte,
escuchar, palpar, saborear, oler, andar... ¿Eres consciente de cuánta gente no
puede hacerlo? Si puedes hacer todas estas cosas eres un/a privilegiad@ y si
solo puedes hacer alguna de ellas también.
Me gustaría
que meditases sobre ello y esta noche y durante toda la semana al acostarte
pensases en al menos 3 cosas buenas, logros, éxitos, que hayas conseguido
durante el día; no necesitas haber escalado el Everest, ni haber descubierto la
cura de ninguna enfermedad para estar contento con tus logros; hay muchas cosas
importantes sin las cuales nada sería igual sin ti (recuerda al panadero o al
agricultor; sin ellos no comeríamos). Este sencillo y pequeño ejercicio nos
ayuda a ver que el día ha valido la pena y proporciona sensación de
satisfacción y tranquilidad antes de dormir.
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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