
Todo parecía sonreír en aquel pequeño y sólido emplazamiento,
Demasiado bueno para ser cierto!!!!
A la hora de maitines (6,15 de la mañana) los frailes del castillo se percataron de como la tierra se abría a sus pies; los muros de sólida piedra caían a su alrededor y sobre ellos.
Un poderoso estruendo quebró el cielo, parecía que este se despedazara; el pánico se adueño de ellos.
Durante 2 largos
minutos la tierra tembló, el polvo cubría todo y apenas lograban vislumbrar
nada, los más afortunados pudieron ponerse a salvo en el patio del castillo;
aunque ni siquiera ellos eran conscientes de su fortuna, pues solo alcanzaban a
oír los gritos angustiosos y suplicantes de sus hermanos.
Los caballeros que dormían en la parte baja del castillo fueron más afortunados y muchos pudieron poner pies en polvorosa; otros murieron aplastados por las rocas desprendidas de la montaña y los silares de los muros.
En el pueblo la desesperación no era menor, la población de mayoría humilde y campesina, era presa del pánico y corrían sin saber muy bien donde.
Los frailes que sobrevivieron lograron salir del castillo con cuerdas, pues la entrada estaba taponada.
Cuando volvieron a dar cristiana sepultura a sus compañeros y reconstruir el castillo no eran conscientes que seis días después tendría lugar una replica del seísmo y solos 2 sobrevivirían.
Cuando de nuevo se desprendieron torpemente y con prisas por los muros y las rocas sobre las que estaba emplazado el antaño robusto y hermoso castillo, emprendieron camino, sin atreverse a volver la mirada atrás. Tal era el miedo que les atenazaba que dejaron los restos de sus compañeros desparramados por la fortaleza sin siquiera darles cristiana sepultura; pues estaban convencidos de la intervención del maligno.
Los caballeros que dormían en la parte baja del castillo fueron más afortunados y muchos pudieron poner pies en polvorosa; otros murieron aplastados por las rocas desprendidas de la montaña y los silares de los muros.
En el pueblo la desesperación no era menor, la población de mayoría humilde y campesina, era presa del pánico y corrían sin saber muy bien donde.
Los frailes que sobrevivieron lograron salir del castillo con cuerdas, pues la entrada estaba taponada.
Cuando volvieron a dar cristiana sepultura a sus compañeros y reconstruir el castillo no eran conscientes que seis días después tendría lugar una replica del seísmo y solos 2 sobrevivirían.
Cuando de nuevo se desprendieron torpemente y con prisas por los muros y las rocas sobre las que estaba emplazado el antaño robusto y hermoso castillo, emprendieron camino, sin atreverse a volver la mirada atrás. Tal era el miedo que les atenazaba que dejaron los restos de sus compañeros desparramados por la fortaleza sin siquiera darles cristiana sepultura; pues estaban convencidos de la intervención del maligno.
Nunca más volverían
a aquel lugar maldito que antaño llegaron a llamar hogar; había sido un castigo divino; castigo tal vez
merecido, pues tras sus muros quedaron enterrados todos y cada uno de los
secretos de una gran Orden, tal vez compuesta por sobrevivientes de los
Templarios; aunque la historia lo omita y hable de su descendencia de la Orden de Calatrava, Orden formada por Juan II gracias a los bienes de los Templarios;
lo cierto es que ya no podremos saberlo, este y muchos otros secretos quedaron
enterrados bajo los restos del emplazamiento.
El terremoto duró 2 minutos y tuvo una magnitud de 8-9 en la escala de Richter. Aún hoy se pueden observar los efectos del seísmo y en la falda de las montañas las fisuras producidas por el movimiento telúrico. El Castillo de Montesa se encuentra en la parte norte del valle del mismo nombre, en
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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