Sin embargo cuando te inclinaste sobre mi frente y plantaste
en ella un beso, dulce y cálido como la miel; solo alcance a sonreír y ante la
sorpresa y placer me negué a entreabrir mis ojos y mirarte.
Tu boca se deslizo suavemente hacía la mía, mientras al
mismo tiempo me abrazabas con ternura y amor.
La pereza y el placer hacían que me negara a mirarte
directamente a los ojos, pues tampoco lo necesitaba.
Mis labios sentían tu sabor y mi cuerpo tu calidez
embriagadora.
El tiempo se detuvo; me negaba a despertar, pues sabía que mis
ojos no te verían, que en el mismo instante que volviese a la realidad ya no
estarías, que solo eras parte de un sueño del que no quisiera despertar.
Ya no se si el sueño donde nos encontramos es real y mi vida
un sueño o al contrario.
No distingo tu cuerpo junto al mío, sin embargo si distingo
tu alma.
No es pasión, es paz.
No son cuerpos, son almas.
No es tiempo, es calma.
Ya no discierno que es sueño y que es vida.
Me atormenta no volver
a esta realidad paralela donde nuestras almas se funden en una sola.
Me atormenta no volver a encontrarte.
El vértigo me invade al despertar cuando mi alma y mi cuerpo
vuelven a ser.
Durante unos instantes me niego a despertar, intentando retenerte
en mi memoria y no dejarte pasar como un sueño fugaz.
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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