¿Te has preguntado alguna vez si las hadas también lloran,
mueren…?
Te aseguro que sí, aunque no son como las de nosotros los
humanos.
La leyenda cuenta que cuando ríen de felicidad sus lágrimas
se convierten en pequeñas cuentas de colores que usan para adornarse y
acordarse de cada momento de felicidad.
Que cuando un niño ríe por primera vez, su risa se convierte
en hadas.
Las hadas son felicidad, risa, amor…
Pero a veces, también sus rostros se cubren de lágrimas de
tristeza.
A veces es por como los humanos destrozamos todo lo que es
importante y nos da vida a ambos:
Urbanizamos sin control, talamos, contaminamos ríos y demás barbaridades
sin pensar que matamos a lo que nos da la vida, que maltratamos la naturaleza y
a todo lo que nos rodea.
A veces lloran porque ya pocos creen en su existencia y si
nadie cree en ellas poco a poco morirán, de una tristeza tan profunda, que las hará
desaparecer en el olvido ¿para qué vivir en un mundo sin magia? ¿Para qué vivir
en un mundo que las ignora?
Estos pensamientos negativos poco a poco entran en sus
pensamientos y hacen que enfermen y mueran; mueran de tristeza y melancolía;
necesitan de amor y fe, tanto como de
los árboles, ríos y flores para vivir.
Nos necesitan para vivir, tanto como nosotros a ellas; solo
que los humanos aún no lo sabemos.
Seguro que si vives en un pueblo o cerca de la naturaleza y
sin abrir la luz; con la ventana abierta miras y abres bien tus ojos, oídos y
mente…
Seguro, seguro, que las oirás: susurrar, reír, bailar y
cantar y tal vez, solo tal vez, puedas distinguir el brillo de sus tintineantes
alas.
Aunque si vives en la gran ciudad siempre puedes tener unas
pequeñas macetas en tu balcón o alfeizar y cuidarlas, para que las hadas encuentren un
lugar donde morar y hagan de tu pequeño balcón un lugar lleno de magia y amor.
Seguro que si haces esto alguna noche…
-“¡Ay, ay…! Creo que una me ha
mordido en la oreja”.
A ver ¿Qué creías? ¿Qué son genios que conceden deseos? ¿Qué
son los duendes del final del arcoíris con un cofre de monedas de oro? No
Ellas son mágicas, amorosas, pero también son muy, muy
traviesas, juguetonas, alegres y muy pícaras.
Así que si tal vez no encuentras tus llaves, que las dejaste
donde siempre; no encuentras el libro que está siempre en la librería; de
repente tu bolso no está donde siempre…
Tal vez es que tienes alguna hada viviendo en tú jardín, tu
balcón o cerca de tú casa y le encanta visitarte y hacerte bromas.
Si esto te pasa acuérdate de mirar por tu ventana con la luz
apagada y abrir tus ojos, oídos y mente…
Autora: Rosa Francés Cardona
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