Me gusta hablar claro y de forma sencilla; pues el ser
espiritual no está reñido con el ser sencillo, ni el ser intelectual.
Realmente no podemos hablar de crecimiento espiritual sin
salud mental.
Sería como intentar meditar por primera vez en medio de una
montaña rusa; por más cuencos tibetanos, inciensos, música relajante, mantras
que intentásemos colocar a nuestro alrededor todo se iría abajo. Es decir; si
nuestra mente está en medio del caos, buscar la paz espiritual es como buscar
el cuerno del unicornio: una fantasía inefable, pero solo eso; algo muy lejos
de la realidad muy difícil de conseguir.
Al costar tanto en esos momentos nos parece que nuestra mente
conspira en nuestra contra, aunque no sea así.
Lo que ocurre es que nos lanzamos al mundo espiritual de
cabeza para escapar de lo que no podemos controlar en nuestro entorno: estrés,
ansiedad, pensamientos recurrentes, pensamientos negativos… creyendo que solo
con “meditar, hacer yoga…” esto desaparece y…, no, para nada es así, todo esto
sube con nosotros, pues la mente no calla nunca, es hiperactiva y sobre todo
cuando intentas callarla es cuando menos lo hace. ¿Qué podemos hacer? ¿Solo me
pasa a mí? ¿Los yoguis y demás si callan su mente? Es importante no enfadarte,
no sobreesforzarte para acallarla, es mucho mejor escucharla con atención,
entenderla, calmarla, enviarle amor… Es imposible alcanzar la paz desde un maratón
de estrés, pensamientos recurrentes, ansiedad, pensamientos catastróficos…
Spoiler: imposible, esto no va a pasar.
Debemos de imaginar este proceso como una escalera hacia el cielo.
Tendremos que comenzar a subir peldaño a peldaño y detenernos en cada peldaño
que este roto para repararlo y esto puede pasar por diferentes fases:
· Descanso
adecuado
· Establecer
límites sanos
· Saber
decir no
· No cargar
cargas ajenas
· Acudir a
terapia si es necesario
· Hacer
talleres
· Autoconocimiento
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha) |