Cada Navidad escribo un cuento.Este año no va a ser menos.
Este está escrito mientras tejía al protagonista del cuento; él me iba contando su historia.
Deseo os guste:
Cuentan las que un día un pequeño copo que con ellas viajaba se asomó al oír a una pequeña llorar.
Estaban muy cerca de Hawái y hacía mucho calor.
¿Qué le pasará a esa niña?
Sin embargo en ese preciso momento el viento del oeste se puso a aullar y a empujar la nube.
El pequeño copo de nieve quedó circunspecto y compungido ante tal contrariedad.
- ¡No te asomes que morirás, hace demasiada calor!
Gritaban asustados sus compañeros.
Sin embargo el pequeño sufría .Tanto sufrió que a punto de convertirse en gota de lluvia estuvo.
-¿Qué te ocurre? ¿Cómo eres tan ignorante, no sabes qué puedes morir?
Preguntaron todos los copos de nieve , incluida la suave y mullida nube.
-Esa niña llora y está triste y no puedo hacer nada para que deje de llorar. Yo no sé el motivo, pero me hace sufrir su dolor. No puedo seguir, me es imposible dejarla de oír?
-Eso es una tontería. Rió el viento del oeste
-Para nada, yo te ayudaré.
Contesto el viento del este a la par que se puso a soplar y soplar para acercar de nuevo al pequeño copo y la pequeña.
El viento del oeste ni se inmuto, se largo resoplando su enfado y pensado en las tonterías de las nubes y sus habitantes.
Esta vez el copo se asomó a través de la nube tanto, tanto que cayó.
Grito y grito al caer; hasta que descubrió que su caída era suave e incluso el viento del este le ayudaba a acercarse hacia la pequeña.
En ese momento disfruto de su caída libre y sin prisa. Hasta que llegó a la pequeña y se posó sobre una de sus lágrimas, inmediatamente esta se fusionó con el pequeño copo y le embargo un sabor salado, aunque dulce a la vez, pues la pequeña sorprendida cesó sus lloros y mirando hacia el cielo rió.
-¡Gracias, gracias, al fin llegó la nieve, ahora si podrá venir Papá Noel a nuestro pueblo con los regalos.
El pequeño copo comenzó a entristecerse, pensando que solo estaba él; pues no sabía que tras el fueron todos lo copos de nieve a acompañarle y cubrir la ciudad de un suave y precioso manto blanco.
En ese momento todo el pueblo salió a la calle a reír, cantar y disfrutar de su precioso paisaje nevado y de unas futuras y maravillosas navidades.
Cuando estás pasaron volvió el sol con fuerza a brillar y comenzaron todos los copos de nieve a derretirse.
-¡Que miedo, ahora por tu culpa moriremos!
Lloraban todos, a la par que volvían a su estado líquido.
Pero antes que fueran absorbidos por la tierra el viento del oeste llegó resoplando y volviéndolos a subir a su grupa se los llevó esta vez hacia su verdadero destino:
Hacía unos picos de nieve perpetua.
-A estas montañas solo llegan unos cuantos afortunados, los que son puros de corazón y no temen perder su vida por ayudar a los demás; este es nuestro regalo de Navidad.
Y todo gracias a un pequeño e intrépido copo de nieve, que
no dudó en dejar su zona de confort para ayudar a alguien que ni siquiera
conocía.
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