Obra presentada en el certamen "Historias
a la luz de una fogata" de: Letras Con Arte, distinguida el 4-sept-2018 y
por ello publicada en el libro antología “Historias a la luz de una fogata”
2018
Hacía años que no íbamos de campamento, tantos como los que
dejamos atrás la juventud.
La antigua cuadrilla en un arrebato de locura decidió salir a
pasar unos días bajo las estrellas.
El desencadenante fue la primera muerte de uno del grupo; Juan:
muerte por cáncer, su mujer dice que paso semanas rabiando de dolor y nosotros
no supimos nada hasta su muerte.
Una vez en el tanatorio: todos juntos, todos descentrados, sin
saber que decir, pensar, sentir…
Volvimos a hablar de viejos tiempos, de cuando nos íbamos de
càmping y lo bien que lo pasábamos; volvimos a recordar esa chispa de antes,
esa chispa que nos emocionaba, que nos
hacía invencibles en cuadrilla, que nos evadía del mundo… así que presos del
dolor mezclado con rabia y locura decidimos irnos ese mismo fin de semana al
río de nuestra juventud y volver a nadar desnudos bajo la luz de la luna,
volver a reír juntos; pero todo decididos a detener el tiempo e incluso volverlo
hacia el pasado.
El río seguía tan bello como siempre, lo que no recordábamos
era el agua fría y sobre todo lo mal que se ve por la noche, lo que si
recordábamos era nuestros cuerpo jóvenes; ahora daban risa, unos desnudos con
la picha escondida bajo la barriga, otras con las tetas caídas y las cicatrices
de la edad en nuestros cuerpos imposibles de esconder. Esto hizo que el baño
durara lo que tardamos en reírnos de nosotros mismos.
Envueltos en una toalla y bajo la luz de la luna con el fuego
a nuestros pies, todo se ve diferente.
Comenzamos a reír sobre cosas que Juan decía, hacía, pensaba…
y sobre el motivo que hizo que poco a poco perdiésemos el contacto. Poco a poco
quedamos dormidos a la vera del hermoso fuego; allí mismo tendidos, envueltos
en las toallas como única prenda.
Súbitamente el fuego se elevo y de allí salió Juan:
-¡Coño, he tenido que morir para juntaros, capullos! ¡Toma
espectáculo penoso, veros desnudos debería de estar penado jjjjj!
De súbito el ruido de un coche a lo lejos nos despertó.
Yo decidí contar mi sueño algo avergonzada, pensando que se
burlarían, sin embargo todos habíamos soñado lo mismo ¿casualidad? ¡Tal vez! De
todas formas desde esa fecha nos reunimos todos los años en ese día para volver
a hacer lo mismo en honor a Juan y a nuestra amistad.
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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