Sobre el alfeizar de mi ventana miro al mundo del cual estoy dispuesta a despedirme, pasan algunas aves que curiosas me miran.
Hoy día 18, desde el piso 18, a mis 1 años, a las 18 horas y
en el mes 9 que es el resultado de la suma de 1+8 he decidido saltar al vacío.
Hoy tomo las riendas de mi vida; hoy decido como morir, pues nunca he podido
decidir cómo vivir, esta es mi decisión, nadie puede arrebatármela ¡Al fin, soy
dueña de mi destino!
De pie, siento la brisa acariciar mi pelo, el sol brilla y
calienta mi piel. Siento que es un escenario poético para terminar con mi corta
y desdichada vida.
La calle es un bullicio ensordecedor de personas y coches como
cada día, nadie parece darse cuenta de mi presencia; todos corren
atropelladamente hacia algún lugar en concreto; todos parecen tener un destino,
un sentido, una ilusión; todos menos yo.
Sin pensarlo más, observo por última vez al cielo y mirando al
suelo me dejo caer simplemente (no he pensado ninguna forma poética de caer,
solo dejarme ir).
Curiosamente esos segundos de caída libre parecen ¿minutos? ¿Horas?
Siempre escuche que en el momento de tu muerte pasa la vida
como una película ante nuestros ojos. Sinceramente; la mía es breve y cuasi aburrida.
En casi todas las imágenes esta mamá y/o papá. No recuerdo haber dicho nunca
que me gustase la música y… allí estoy yo con mis prácticas diarias de piano si
o si; tampoco recuerdo haber dicho nunca que me gustase el ballet y allí estoy
yo en mis aburridisimas y pesadisimas clases de ballet con mamá al fondo de la
clase mirando; en esta imagen estoy con alguno de mis múltiples profesores y
profesoras de: canto, matemáticas, inglés, chino…
¡Es que yo misma me aburro, mirando lo que ha sido mi vida! Sin poder
protestar, sin poder hablar; una familia donde la comunicación está prohibida,
donde no se puede decir lo que se siente o desea (a no ser que coincida con los
altos estándares de mamá y papá) me pregunto si ellos se permitirán decir algo
sobre mi partida, me pregunto si se permitirán alguna frase cariñosa sobre mí,
solo imagino algún reproche sobre cómo les he fallado, sobre que no llego a sus
expectativas (las mismas palabras de siempre).
¡Bueno, esto no me lo podéis arrebatar, sobre mi vida no he podido decidir,
pero si sobre cómo y cuándo morir!
Este es mi último pensamiento, cuando de no sé donde aparece
un camión cargado con restos de desbroces y mi cuerpo en caída libre desde el
piso 18 no da con sus huesos en el pavimento duro y frío, sino que da con un
camión abierto lleno de desbroces… Percibo cada uno de los huesos de mi cuerpo
romperse, el dolor es inmenso; sin embargo así y todo aún sonrío pensando que
es lo último que sentiré.
¡Creo que escucho al maldito destino burlarse a carcajada limpia aún!
Desde la cama de mi blanca e impoluta habitación observo a mi madre como me
mira con reproche, mientras le habla a
la enfermera sobre que no entiende que poco agradecida hija he sido, que
lo tenía todo (olvida que el amor brillaba y brilla por su ausencia). Ella
apenas entra solo que a dar órdenes y a lamentar lo mala hija que he sido.
Una de las peores órdenes es la de reanimar si hay parada cardíaca.
¡Creía que al menos sobre mi muerte sería dueña! ¡Que equivocada estaba!
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0 UNED |
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