Obra presentada en Letras con Arte para el concurso AQUELLA NOCHE y cuyo fallo ha sido
notificado el 13 de septiembre de
2019, resultando finalista y por ello
publicada en el libro antología “AQUELLA NOCHE 2019”. Este relato ha sido premiado con:
MENCIÓN DE HONOR
LA CARTA
Aquella noche, aquella maldita noche, por decirle de alguna
manera, fue donde perdió para siempre la inocencia Matilda (no es su nombre
real, pero la llamaremos así) su madre había salido y tardaba más de lo
habitual; cosa que Matilda aprovechó para revolver entre los papeles y viejas
fotografías de su madre; entonces al fondo del todo la encontró:
Una carta de amor, por decirle de alguna manera:
Acabo de
saber que has tenido una niña, yo sigo trabajando en Suiza y no podré verte en
bastante tiempo, cuando tenga dinero para comprarte todo lo que mereces iré
allí para estar contigo siempre.
No puedo
decir que la llegada de esta niña me alegre, somos muy jóvenes y la verdad es
que no entraba en mis planes.
Tendrás
que hacerte cargo de ella hasta mi llegada. Espero que no le hayas contado a
nadie que es hija mía; mis padres no podrían soportar esa humillación, ya que
son muy mayores.
¡No sé
cómo se te ha ocurrido tenerla! Hubieras podido esconder el embarazo y luego
tirarla al pozo abandonado que hay cerca de donde nos veíamos y nadie se
hubiera visto humillado por esto.
De todas
formas amor, sigue guardando el secreto y cuando vuelva veremos la forma de
decírselo a mis padres, tal vez pueda decir que te quiero tanto que da igual lo
de la niña y nos den permiso para casarnos. Sobre todo, espera, pronto tendré
dinero para hacer realidad nuestros sueños.
Hasta
pronto.
Matilda lloraba con la carta en la mano, cuando llegó su madre
y la vio, no dijo nada, solo se sentó en el suelo a su lado y la acaricio hasta
que logro calmarla. Con su mirada vidriosa interpelaba a su madre.
-Matilda, esa carta es de tu padre. Antes eran otros tiempos,
estaba mal visto. Sin embargo tu abuela fue muy valiente, me enseñó a llevar la
cara siempre bien alta y hacer oídos sordos a malas palabras, cosa que era muy
normal entonces, aprendí a olvidar a quien nunca estuvo a nuestro lado; después
de esa carta nunca más supe de él y tampoco quise.
Entonces comprendí la dureza de mi madre, el origen de la
tristeza de sus ojos y la sensación de soledad que siempre sentía a su
alrededor.
Esa noche de verano encontré el camino a su corazón, por mucho
tiempo cerrado para evitar su dolor.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Tienda on-line: http://herboristeriaherbasana.es/
Redactora en: http://www.enbuenasmanos.com/
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