martes, 21 de octubre de 2014

La máquina de mi abuela

Uno de los pocos recuerdos que tengo de mi infancia es el de mi abuela paterna; viví con ella muchos años y siempre la recuerdo vestida de negro, pequeña, con su cara y manos surcadas de arrugas y su cabeza coronada con un moño blanco.
La recuerdo siempre atareada, se levantaba antes de que amaneciera e iba a limpiar casas, volvía y le tocaba limpiar, cocinar… todo para poder sacarme adelante.
Ella y yo estábamos solas; éramos una.
Por la noche cuando terminaba las tareas de repente oía el tac-tac-tac acompasado de su máquina de coser.
Durante horas me sentaba a su lado, miraba embelesada como por arte de magia un simple trozo de tela tomaba forma.
Cuando le preguntaba ella solo me miraba con esa sonrisa suya enigmática y misteriosa y no respondía.
Yo cerraba los ojos e imaginaba a un tropel de haditas a nuestro alrededor. Si los apretaba mucho, mucho; podía verlas revolotear.
¿Cómo si no, mi abuela podía crear esos maravillosos vestidos para mí?
Cuando yo marchaba el vestido apenas se adivinaba y al día siguiente ¡Voila! Terminado por arte de magia.
Sabía que cuando nos acostábamos las haditas se quedaban con el dibujo que mi abuelita les dejaba y se ponían mano a la obra para poder terminarlo a tiempo y que yo pudiese lucir bonita, igual que las demás niñas que tenían la suerte de tener papas.
Así con los ojos cerrados podía ver a las haditas; discutían sobre si poner este encaje u otro en mi vestido, si cosían el dobladillo a esta o a esta otra altura…
Con el tiempo mi abuela fue envejeciendo y yo creciendo y las haditas dejaron de estar visibles.
Hoy tantos años después, miro en mi despacho y cerca de la ventana tengo su máquina, que sigue funcionando.
Muchas noches me despierta el tac-tac-tac de la máquina y oigo aún las risas suaves y tintineante de las hadas.

Cuando me levanto y acudo a la habitación solo reina el silencio, sin embargo si cierro fuertemente los ojos, veo a mi abuela con su rostro surcado de arrugas sonriéndome, su pelo blanco recogido en un pequeño moño y a unas hadas tintineantes y divertidas a su alrededor.
AUTORA: Rosa Francés Cardona
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals Valencia
Colaboradora en: buenasmanos.com

1 comentario:

Rosa de los Santos dijo...

que preciosidad has contado...genial !! mil besos guapa !!

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