lunes, 29 de abril de 2024

Mis gatas mágicas

 Soy Lucas, tengo 13 años y voy a la academia de inglés todos los sábados.

Hoy Nieves mi profesora me ha pedido que le cuide a sus gatas que tiene que irse a EEUU a ver a su familia, pues ha sido abuela y quiere ver a su hijo.

Dice que sus gatas son especiales y no pueden quedarse con nadie que no sea yo.

Mis padres dice que si, que vale. Cosa rara porque yo tengo perros.

No se en que son especiales Lola y Pepa, aunque son muy bonitas y un poco locas.

Yo juego mucho con ellas en su casa y supongo que por eso me pide que me las quede.

Ya en casa están tristes y tienen miedo, no sé porque si somos amigos.

Poco a poco duermen conmigo en la cama, me muerden y arañan jugando y se esconden en el armario, dentro de una maleta…

Pero yo veo cosas raras y mi padre no me hace caso, dice que sueño mucho, que tengo mucha fantasía.

Cuando hablo por Skipe con mi profesora de inglés Nieves y le cuento cosas solo se ríe y no dice nada.

Yo no pienso como mi padre, así que busco por Google y encuentro esto:

“Cuenta la leyenda que, hace varios siglos, el Sol le suplicó a la Luna que le tapara un rato, que le diera una coartada para ausentarse del cielo, para bajar a la Tierra y ser libre, aunque sólo fuera un momento. El Sol quería dejar de ser el centro del Universo, quería que nadie se diera cuenta de su presencia, pasar inadvertido para sentirse liberado de tanta presión. La Luna, ante tanta súplica, accedió, y un día de junio cuando el sol más brillaba, la Luna se acercó al Sol, y le fue cubriendo, poco a poco, para que a los mortales de la época no les sorprendiera de golpe la oscuridad. El Sol, que desde lo alto hacía millones de años que observaba la faz de la Tierra, no lo dudó, para sentirse libre y pasar desapercibido se hizo corpóreo en el ser más perfecto, rápido y discreto que había; UNA GATA NEGRA. La Luna, perezosa, en seguida se sintió cansada, y sin avisar a su amigo Sol, se fue apartando. Cuando Sol se dio cuenta ya era demasiado tarde, salió corriendo hacia el Cielo, y tan rápido huyó, que se dejó en su morada momentánea parte de él; cientos de rayos de Sol se quedaron dentro de la Gata Negra.
Desde entonces, todos los gatos que nacieron de la Gata Negra eran lo que nosotros, por desconocimiento, llamamos GATOS CAREY. Su manto oscuro se ve roto por cientos de rayos rojos, amarillos y naranjas. Y lo que la gente tampoco sabe es que su origen solar les atribuye propiedades mágicas, ya que atraen la buena suerte y las energías positivas.”

Entonces veo que Pepa y Lola son en realidad gatas carey o gatas mágicas.

A partir de ahora voy a espiarlas y ver si estoy loco, soñando o son mágicas.

Ya es muy tarde, mañana tengo cole y estoy muy cansado, creo que me voy a dormir.

Lola sale a la ventana y se pone a maullar, la luna se acerca a ella y se hace grande, grande, grande, parece que este a punto de entrar en mi cuarto, Lola salta dentro de la luna y Pepa le sigue.

No puede ser ¿estoy loco? Sigo haciéndome el dormido cuando se acerca la luna mucho, mucho y saltan Lola y Pepa.

-¿Qué pasa aquí? Les digo:

Y ellas se colocan de pie mirándome y dicen:

-Nada, hemos ido de paseo a ver a nuestras amigas gatas y a ver a nuestra mama Nieves.

Me caigo muerto del susto.

Pero les digo:

-Quiero ir con vosotras.

Al día siguiente me despierto muy cansado para ir al cole y las gatas solo dicen.
-Miau, miau…

Yo les hablo y ellas no me contestan.

Sera un sueño.

Llega la noche y cuando debo de dormir, vuelvo a ver la luna acercarse y a Pepa mirando sobre la ventana.

Y entra en la luna, Lola intenta hacer lo mismo, la cojo del rabo y…

Entro en la luna, es grande, suave, huele a chuche.

Lola y Pepa vienen enfadadas y me arañan.

-No podemos hacer nada, ya lo ha visto todo, que se venga

Dice Pepa

Miro y la luna está llena de gatas carey, todas hablan y hablan.

Veo como la luna se acerca a otra ventana y saltan 3 gatas más.

No sé cómo puede con tanto peso, por esto esta redonda ya no caben más gatas.

La luna se acerca a otra ventana y poco a poco veo la cara de una persona asomada.

Es Nieves mi profesora.

Pepa y Lola se asoman y le lamen la cara, Nieves me mira y dice:

-Hola, sabía que verías que son mágicas y que solo podían estar contigo que también eres mágico como yo.

Salta y veras cuantas cosas hay aquí

Su hijo es militar y estaban en una base de EEUU

-No hagas ruido o nos detendrán.

Es lo más, hay tanques, hammers, misiles, aviones…

Nunca había visto nada igual, me pongo un traje militar y es la caña, hacemos prácticas de tiro y subimos en los tanques y participo en un desfile militar.

Lo he pasado muy bien y Nieves me dice que es hora de volver a casa, Lola y Pepa han estado con ella jugando todo el rato.
Al rato aparece la luna y se hace grande y más grande.

Lola entra en ella, Pepa me empuja y entra de un salto.

Nieves, Lola, Pepa y los otros gatos me obligan a jurar que no contare nada y si quiero volver solo deberé de esperar a que sea luna llena para poder entrar en ella con todos los gatos mágicos.

Ahora de vez en cuando Lola y Pepa cuando mis padres no nos miran, me guiñan un ojo y se ríen conmigo, esperando el nuevo día de aventuras.
Es genial tener gatas mágicas, la próxima visita será en un entrene militar de supervivencia.

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals



viernes, 12 de abril de 2024

Te esperé siempre

 

Te esperé siempre

Aún hoy en el ocaso de mi vida, puedo cerrar los ojos y ver de nuevo aquel paisaje de vías entrelazadas de mi infancia; e incluso si aprieto fuertemente los ojos puedo oír palabras como: catenaria, entretraviesas, distribuidor de bornes, achaflanamiento de carriles y un montón de palabras más de las que ya he olvidado su significado, pero que a mis oídos suenan como música celestial; en realidad, suenan a sueños de infancia.

Así pensando en todo esto, acabo de darme cuenta de algo muy curioso; esta imagen en mi mente de vías entrelazadas, de vagones, de viajeros… llega a mi mente en blanco y negro, ¡me parece muy curioso! Es como si el tiempo hubiese borrado poco a poco su color, no por ello es una imagen triste; en realidad es una imagen nostálgica y llena de amor; una imagen en blanco y negro como la de los recuerdos de épocas pasadas, recuerdos de infancia donde los ojos inocentes de un niño no eran capaces de ver sufrimientos ni carencias.

Vivía con mis abuelos, mi abuela es de quien más recuerdos conservo; el abuelo Emilio era recto, muy recto, demasiado recto. La abuela María era dulce y me quería con locura.

Con mis ojos aún cerrados la veo como si fuese hoy:

Cabello canoso, coronado por un mechón completamente blanco en un lateral y recogido en un pequeño moño bajo; rostro cansado, arrugado, pero para mí de extrema belleza; mi abuela desprendía bondad; siempre vestida de negro con su delantalillo, su ropa extremadamente remendada, pero perfecta. Cada noche nos quitábamos la ropa y nos quedábamos en saya* para que la abuela limpiase su vestido y el mío; pues como ella decía:

-¡Ana, ser pobre no es ser sucio! ¡Que nadie pueda hablar mal de ti nunca, ni decir que vas sucia!

Así pues, con frío o calor, la abuela limpiaba el único vestido que teníamos; el de los domingos era solo para ocasiones especiales; en invierno nos quedábamos junto al fuego y la olla de agua caliente con cenizas (para devolverle a la ropa su color oscuro) y dentro la ropa que luego tendería junto al fuego para poder vestirnos por la mañana. Rememoro el olor a leña de mi ropa, aquel olor que entonces no me gustaba, hoy me huele al perfume más caro del mundo; el del amor, de mi pobres abuelos por mí, ese que nunca se puede comprar con dinero.

Una, vez amanecido iba algún día al cole, la abuela decía que tenía que aprender a leer, que era muy importante -¡cuánta razón tenía y que poca importancia le dábamos en ese tiempo a los estudios!- ella sabía leer cosa rara en esos años, lo curioso es que solo sabía leer letra de imprenta, no la escrita a mano.

Hoy miro a mis nietos ¡tan pequeños! Y pienso que cuando tenía 5 años mi abuela me enviaba a cuidar niños a cambio de una merienda y a lavar los platos a casa de algunas familias a cambio de un plato de caliente. Veo a mi nieto de 10 años y lo encuentro tan pequeño, tan frágil y me pregunto cómo han cambiado tanto las cosas.

A cambio de un plato de comida, limpiaba y cuidaba niños más pequeños que yo; sin embargo no es que mi abuela fuese una tirana, es lo que había en aquellos tiempos de carencias, después de una guerra que nos sumió en la pobreza ¡bueno, no sé si nos sumió, en realidad, para mí era lo que había, no había conocido otra cosa!

Mi abuelo estaba todo el día haciendo jornales para poder subsistir y mi abuela además limpiaba y con todo eso solo podíamos subsistir.

Nuestra casa era humilde, no, lo siguiente; una bombilla alumbraba toda la estancia (y las menos horas posibles, pues era un lujo), un pequeño fuego servía para calentarnos y para hacer la comida y múltiples agujeros hacían que el aire y la luz de la calle entrarán por doquier; mi abuela todos los sábados ponía un caldero de cal para arreglar los agujeros y encalaba la casa, para que luciera blanca y bonita.

La recuerdo siempre trabajando, con su sonrisa, sin quejarse de nada.

Todas las noches a la hora de dormir me arropaba y me contaba “mi cuento”.

-¡Cuéntame abuela, donde esta mamá!

-Tu mama, cariño, partió a hacer las Américas, te dejo conmigo con todo el dolor de su corazón y partió en un gran barco; surco el mar durante meses, vio ballenas, que son unos enormes peces en los que cabe un tranvía entero y una vez allí un príncipe indio quedo prendado de su gran belleza y de sus cabellos largos y rojos y se caso con ella; ahora ella es la reina junto con su marido y cuando tengan mucho, mucho oro, vendrán a por ti y tú serás la princesa de la más grande y temida tribu americana.

Con todo el oro comprarán un gran barco y con toda la tribu vendrán a España, una vez aquí cogerán el primer tren y todos vendrán cargados de los más hermosos regalos a por su hermosa princesa.

¡Imagina que fiesta más grande y preciosa cariño!

Pronto quedaba dormida y soñaba con los indios, con mi mama reina y me imaginaba  a ese robusto y hermoso indígena como mi papa, pues al mío no lo conocí.

Cada día recordaba cuando me trajo a Valencia, y desde la estación llegamos a casa de mi abuela, me presento a mis abuelos y me dijo:

-Espérame un rato en la calle.

Después de una acalorada discusión mi mamá salió y me dio un beso.

-Quédate con la abuela, mamá vendrá pronto a por ti.

Aún la recuerdo camino de la estación, con una pequeña maleta, labios rojos, hermosa falta tipo lápiz, una impecable camisa blanca y sobre todo su hermosa cabellera roja, roja como el más bello amanecer, como un fuego ardiente en medio de una pradera; su cabello brillaba bajo los reflejos del sol, mientras andaba sin mirar atrás, siquiera una vez más.

Desde entonces, acudía cada día a la estación, miraba a los pasajeros que llegaban de los trenes de larga distancia, por si había llegado mamá.

Preguntaba a los conductores del tren, a los empleados, a los revisores…

Nadie sabía decirme sobre una reina india, con cabellos rojo fuego y de su séquito.

En aquellos andenes, pase parte de mi vida; esperando a alguien que nunca llegó, todos los empleados de la estación me conocían y a veces compartían conmigo un poco de manzanilla caliente en invierno, mientras hablaban de sus cosas y escuchaban mis fantasías.

Muchos años después, ya adulta, me entere de toda la verdad.

Mis pobres y humildes abuelos, tenían una sola y hermosa hija; su ojito derecho, sin embargo esa hija, resultó ser ambiciosa y envidiosa, quería aquello que ellos no podían darle, así que se lió con el “señor” de la casa donde ella trabajaba como interna y quedó embarazada, con la esperanza de convertirse en la señora de la casa, con lo que no contaba era que la echaran a la calle con un poco de dinero para mantener a la criatura y bajo la norma de no volver; ella no obstante cuando se gasto todo el dinero, chantajeó durante un tiempo al señor, hasta que este confeso la verdad a la mujer. ¡Y, como no! En aquellos días pasos lo que tenía que pasar; su mujer lo perdonó.

Así que sin dinero, hermosa aún y llena de ambiciones, solo le molestaba una cosa “un paquete” que le impedía llevar su vida.

La única solución que le vino a la cabeza, fue dejar “el paquete” a sus padres y si estos no lo querían pues otra opción sería dejarlo en una institución, en aquellos tiempos después de la guerra no era nada fuera de lo común.

Mis pobres abuelos y amargados, por todo el escándalo de su hija, no podían aceptar una niña, diminuta y legañosa, sin enfrentarse a todas las habladurías del pueblo; mi abuela solo pensaba que podría parle de comer a esa niña, si ellos apenas subsistían, encima cuando todo se supiese en el pueblo podrían perder el trabajo.

Ante la visión de aquella niña desamparada, que era yo y sabiendo cual sería su destino, los abuelos decidieron criarme como si fuese su hija y realmente hicieron bien su trabajo, nunca me considere menos que otras niñas, nunca me faltó cariño y la poca comida que había era principalmente para mí.

Nunca hablo mal de mi madre, es decir de su hija; siempre me contó como me quería, lo guapa y buena que era, como enviaba dinero desde América…

¡Mentiras, piadosas y llenas de amor; sin embargo, mentiras!

Gracias a ellas mi infancia fue feliz; en realidad no es así, mi infancia fue feliz gracias al sacrificio de mis abuelos; al amor que fueron capaces de darme; a su renuncia de lo poco que tenían para compartirlo conmigo; a como escondían del dolor que les causaba su hija, para que yo no sufriera.

Muchos años después supe de ella, digo ella, pues decir hoy mamá, me parece casi un chiste, mi mamá y mi papá se llamaban: yaya y yayo.

Supe que ciertamente hizo las Américas, que ciertamente estuvo en un gran barco durante meses, hasta que llego a su destino; aunque no existió ningún hijo de ningún rey, ni ningún príncipe, ni tribu, ni nada similar.

Si, encontró marido allí y formo una familia, nunca se acordó de sus padres ni de su hija; mi abuela se canso de enviarle cartas y cartas e incluso alguna foto mía y de decirle lo apurada que estaba y que enviase algo para que pudiese comer la “niña” y ella apenas contesto una decena de veces; diciendo que estaba muy bien y que era muy feliz. Como si yo fuese solo un mal sueño y no existiese.

¿Cómo  puede una madre olvidar a su hija?

No dejo de pregúntame hoy esto, miro a mis hijos y el amor se expande, ¿cómo una madre puede olvidar ese amor?

De todas formas ya poco o nada importa, apenas se cruza en mis pensamientos.

Hoy en el ocaso de mi vida solo cierro los ojos y veo un emparamado* de vías de tren y me veo a mi misma esperando a mi mama, ahora con los ojos cerrados y tranquila en el silencio de la noche, escuchó a lo lejos el silbido del tren, cada vez más cerca; hasta que lo alcanzo a vislumbrar difuminado en blanco y negro, como los sueños de la infancia, sin embargo este tren hoy llega a las estación y de ella se baja mi mama:

-¡Yaya, yaya!

-Cariño vengo a llevarte conmigo a un lugar donde como te prometí tú serás la princesa y mamá será la reina.

-¿Mamá? Yaya tú eres mi mamá, tú eres la reina de mi país de ensueño, tú y el yayo.

Digo mientras subo al tren que parte por última vez de este andén hacia su destino.

De repente esa imagen impresa en mi mente durante tantas décadas en blanco y negro comienza a tomar color; un color alegre y lleno de vida, como nunca antes la había tenido.

No me pregunto que pasara con mis hijos: sé que están bien.

Parto hacia mi destino, sin mirar una vez más atrás, mi país de ensueño está junto a ellos, en sus brazos amorosos, sé que allí esperaré a mis amados hijos, sin prisa y feliz.

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

 *SAYA: prenda de vestir femenina, precedente de la falda.
*EMPARAMADO: adjetivo que significa: húmedo, mojado por la lluvia.

martes, 9 de abril de 2024

No soy dueña de mi destino


Sobre el alfeizar de mi ventana miro al mundo del cual estoy dispuesta a despedirme, pasan algunas aves que curiosas me miran.

Hoy día 18, desde el piso 18, a mis 1 años, a las 18 horas y en el mes 9 que es el resultado de la suma de 1+8 he decidido saltar al vacío. Hoy tomo las riendas de mi vida; hoy decido como morir, pues nunca he podido decidir cómo vivir, esta es mi decisión, nadie puede arrebatármela ¡Al fin, soy dueña de mi destino!

De pie, siento la brisa acariciar mi pelo, el sol brilla y calienta mi piel. Siento que es un escenario poético para terminar con mi corta y desdichada vida.

La calle es un bullicio ensordecedor de personas y coches como cada día, nadie parece darse cuenta de mi presencia; todos corren atropelladamente hacia algún lugar en concreto; todos parecen tener un destino, un sentido, una ilusión; todos menos yo.

Sin pensarlo más, observo por última vez al cielo y mirando al suelo me dejo caer simplemente (no he pensado ninguna forma poética de caer, solo dejarme ir).

Curiosamente esos segundos de caída libre parecen ¿minutos? ¿Horas?

Siempre escuche que en el momento de tu muerte pasa la vida como una película ante nuestros ojos. Sinceramente; la mía es breve y cuasi aburrida.
En casi todas las imágenes esta mamá y/o papá. No recuerdo haber dicho nunca que me gustase la música y… allí estoy yo con mis prácticas diarias de piano si o si; tampoco recuerdo haber dicho nunca que me gustase el ballet y allí estoy yo en mis aburridisimas y pesadisimas clases de ballet con mamá al fondo de la clase mirando; en esta imagen estoy con alguno de mis múltiples profesores y profesoras de: canto, matemáticas, inglés, chino…
¡Es que yo misma me aburro, mirando lo que ha sido mi vida! Sin poder protestar, sin poder hablar; una familia donde la comunicación está prohibida, donde no se puede decir lo que se siente o desea (a no ser que coincida con los altos estándares de mamá y papá) me pregunto si ellos se permitirán decir algo sobre mi partida, me pregunto si se permitirán alguna frase cariñosa sobre mí, solo imagino algún reproche sobre cómo les he fallado, sobre que no llego a sus expectativas (las mismas palabras de siempre).
¡Bueno, esto no me lo podéis arrebatar, sobre mi vida no he podido decidir, pero si sobre cómo y cuándo morir!

Este es mi último pensamiento, cuando de no sé donde aparece un camión cargado con restos de desbroces y mi cuerpo en caída libre desde el piso 18 no da con sus huesos en el pavimento duro y frío, sino que da con un camión abierto lleno de desbroces… Percibo cada uno de los huesos de mi cuerpo romperse, el dolor es inmenso; sin embargo así y todo aún sonrío pensando que es lo último que sentiré.
¡Creo que escucho al maldito destino burlarse a carcajada limpia aún!
Desde la cama de mi blanca e impoluta habitación observo a mi madre como me mira con reproche, mientras le habla a  la enfermera sobre que no entiende que poco agradecida hija he sido, que lo tenía todo (olvida que el amor brillaba y brilla por su ausencia). Ella apenas entra solo que a dar órdenes y a lamentar lo mala hija que he sido.
Una de las peores órdenes es la de reanimar si hay parada cardíaca.
¡Creía que al menos sobre mi muerte sería dueña! ¡Que equivocada estaba!

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0 UNED
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

jueves, 4 de abril de 2024

Tu latido de nuevo

 Me encantaría abrir los ojos y descubrir que toda esta vida es solo un sueño.

Que aún estoy por nacer.
Imagino un mundo imposible.
Todo forma parte de una pesadilla.
Siento que en unos instantes abriré los ojos y oiré el latir de tu corazón de nuevo.
Ese latido que me tranquiliza y me acompaña en mi desarrollo.
Sentiré de nuevo tus manos sobre tu panza mientras me hablas y acaricias.
Volverá esa sensación que se extravió en mis recuerdos en cuanto crecí.
Ese amor que transmitían tus palabras desde el interior.
Esa canción de cuna acompasada de tu corazón que siempre me acompañaba.
La voz tranquilizadora que me incitaba a querer salir y conocerte y al mundo tan maravilloso que imaginaba.
Quiero volver a olerte, sentir ese olor tan tierno que desprendías.
¡Ojala ese mundo que imagine en tu interior sea realidad!
¡Ojala la ternura inunde el mundo!
¡Anhelo volver al origen del amor!
Pido que este mundo sea solo parte de una pesadilla de la que pronto tu armoniosa voz me despierte y vuelva a sentirme segura, amada y protegida.

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0
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Mis gatas mágicas

  Soy Lucas, tengo 13 años y voy a la academia de inglés todos los sábados. Hoy Nieves mi profesora me ha pedido que le cuide a sus gatas ...