Escucho esta frase una vez tras otra.
Así pues decido recorrerlo sin prisa, disfrutando del
paisaje, de los guijarros que hay por la vereda, de las flores que asoman dando
la bienvenida a la primavera:
Rojas amapolas, suaves, delicadas y fugaces; tiñen la
llanura de un hermoso y alegre color.
Margaritas de pétalos indecisos; alegran el paisaje.
Mariposas de bellos colores, acercan el horizonte.
Aves cantoras entonan preciosas canciones durante el recorrido.
Árboles de copadas ramas, susurran con el viento hermosas
canciones.
El sol brilla en todo su esplendor, sus rayos recorren mi
piel como una suave caricia.
Brillantes guijarros de piedras multicolores, decoran el
camino.
¡Todo es tan hermoso y perfecto!
Que al final decido apartarme junto a un claro y descansar.
Acostada sobre el lecho de suave y brillante hierba, cierro
los ojos.
Noto en mi piel la caricia suave y tibia de los rayos del
sol.
El aletear de las mariposas, abejas y demás insectos,
resulta relajante en mis oídos.
El canto de las aves, alegra mi corazón.
No sé cuánto tiempo ha transcurrido. ¿Horas, minutos? El
tiempo discurre despacio y sin prisa.
Cuando abro los ojos, descubro que estoy sobre mi cama.
Extrañada miro hacia ambos lados, buscando sin saber bien
que.
Solo ha sido un sueño, nada era real.
Aunque descubro que el día pasa; rápido, alegre, sin estrés…
“Solo fue un sueño, solo fue un sueño”.
Me repito una y otra vez.
Pero…
¿Fue un sueño en realidad?
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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