Acostada en la cama, brota lentamente la sangre por las
muñecas; tal vez demasiado lentamente.
Un olor metálico y extrañamente dulzón de ella empapa mis papilas olfativas, quitando todo efecto esperpéntico a la situación, transfigurándola en agradable.
Ese olor dulzón me tranquiliza; solo quiero que todo pare, que cese ya, quiero descansar, quiero, quiero, quiero...
No quiero sentir más dolor, no quiero sentir mi corazón descalabrarse una vez más, quiero que mi alma descanse de una vez, estoy harta de tanta lucha, tanta pelea, tanto dolor.
Con cada gota de sangre disminuye la presión, el dolor, la angustia.
¿Realmente quiero morir?
No lo sé, solo quiero que todo pare de una puta vez, quiero descansar, dejar de sufrir.
La fría muerte entra parsimoniosamente, se coge tiempo, no tiene prisa, pues me tendrá toda la eternidad; abraza mis pies y suavemente sube por el resto del cuerpo, llega a ser incluso agradable sentir su abrazo. ¡Al fin un abrazo, no importa de quien! hasta el abrazo de la misma Perséfone arrastrándome al inframundo se agradece.
La bella Perséfone me promete eterno sosiego y sin dudar la sigo, dejando mi cuerpo al fin en un perenne descanso.
Un olor metálico y extrañamente dulzón de ella empapa mis papilas olfativas, quitando todo efecto esperpéntico a la situación, transfigurándola en agradable.
Ese olor dulzón me tranquiliza; solo quiero que todo pare, que cese ya, quiero descansar, quiero, quiero, quiero...
No quiero sentir más dolor, no quiero sentir mi corazón descalabrarse una vez más, quiero que mi alma descanse de una vez, estoy harta de tanta lucha, tanta pelea, tanto dolor.
Con cada gota de sangre disminuye la presión, el dolor, la angustia.
¿Realmente quiero morir?
No lo sé, solo quiero que todo pare de una puta vez, quiero descansar, dejar de sufrir.
La fría muerte entra parsimoniosamente, se coge tiempo, no tiene prisa, pues me tendrá toda la eternidad; abraza mis pies y suavemente sube por el resto del cuerpo, llega a ser incluso agradable sentir su abrazo. ¡Al fin un abrazo, no importa de quien! hasta el abrazo de la misma Perséfone arrastrándome al inframundo se agradece.
La bella Perséfone me promete eterno sosiego y sin dudar la sigo, dejando mi cuerpo al fin en un perenne descanso.
Autora: Rosa Francés
Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Tienda on-line: http://herboristeriaherbasana.es/
Redactora en: http://www.enbuenasmanos.com/
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