Vives todo el día corriendo, sin tiempo para nada.
Llegas corriendo al autobús, al despacho, a la fábrica, a
preparar la comida, a comprar…
El día es un sin parar, todo es importante, todo era para “ayer”.
De repente un día descubrirás que la vida pasó en un
suspiro, que tus hijos crecieron, que tu pareja se alejo…
Opino que deberíamos de aprender a valorar lo realmente
importante.
¡Está claro que tenemos que trabajar, que comer! Sin embargo
podemos aprovechar mejor nuestro tiempo.
Podemos levantarnos 10 minutos antes y desayunar con
nuestros hijos, mientras hablamos del día, sin prisa, sin atosigamientos.
Podemos pararnos unos segundos para admirar: el cielo, la
luz del día, esa flor, la gente…
Parar y respirar hondo, a veces olvidamos que hay que
respirar, respirar de forma consciente es agradable y nos llena los pulmones de
O2 ¡Estamos vivos!
Decirle una palabra amable a la persona que nos vende el periódico,
el café…
Antes de salir de casa despedirse con un beso de la persona
amada ¡tan sencillo, tan complicado!
Cuando lleguen los niños preguntarles por su día y sobre todo
escucharles de verdad.
No le grites/insultes al/a conductor/a que acaba de saltarse
el stop o lo que sea, solo piensa “tal vez esta nervios@, lo hizo sin querer,
no se fijo y tal vez mañana lo haga yo y no me gustaría que me gritasen”.
A veces no hace falta irse a la India a meditar, a un pueblo
remoto para volver a tus orígenes; a veces solo hace falta mover un poco la
ficha para que el mundo empiece a cambiar.
Cambiar pequeñas cosas en el día a día nos conducen a
grandes cosas.
Poco a poco nuestra vida será más completa, satisfactoria y
enriquecedora.
Autora:Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Redactora en: http://www.enbuenasmanos.com/
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