Como cada primer sábado de
mes; Elena, Andrea, Pepi, Marijose y yo; quedábamos en nuestro restaurante
preferido. Aunque este mes sería diferente.
-¡Hola! Saludamos al unísono.
-¿Señoras que desean comer? Nos preguntó amablemente una camarera muy
simpática y que ya cuasi conocíamos ya, de tratarla cada mes.
-¡Lo siento, pero yo no como
! Para mi solo agua, haz
el favor y caliéntame esto, es que estoy a dieta y no puedo comer otra cosa. Replico Elena a la par que sacaba del bolso 3
potitos de bebe; se puso a explicar la dieta que estaba haciendo para perder
peso a base de potitos de bebe y mientras todas se la apuntaban para probarla
en casa.
Al mes siguiente se
volvieron a reunir y ya nada más se supo de la super-dieta de Elena, que había
vuelto a sus costumbres y si había perdido algún kilo de nuevo estaba afincado
en su lugar de procedencia.
Al nuevo mes, la historia
se volvió a repetir:
-¡Hola! Saludamos al unísono.
-¿Señoras que desean comer? Nos pregunto amablemente la camarera, muy
simpática.
-¡Para mi solo pollo y chuletas de cerdo en un
plato! es que estoy haciendo una dieta nueva que es la caña, he perdido 3 kilos
en un plis-plas, pero nada de fruta, ni verdura, ni postre.
-¡Cuenta, cuenta! Elena explicó su nueva dieta y lo genial que estaba y lo poco que
cocinaba; eso si, esta vez a la hora del postre no pudo evitar saquear todos
los postres de las amigas.
Poco duro la dieta, pues
el mes siguiente se volvió a correr un tupido velo sobre ella, aunque si se
notaba que había perdido peso y estaba bonísima, eso si, de nuevo arrasó con el
postre; el suyo y parte del que pudo quitar a las amigas.
Al mes siguiente Elena había
recuperado su peso, más algo más.
Sin embargo este mes la
historia cambio, esta vez fue Pepi la que puso la nota de color en la conversación.
-¡Hola! Saludamos.
-¿Señoras que desean comer? Nos pregunto la camarera.
-Para mi solo arroz hervido con aceite de oliva, haz
el favor es que estoy a dieta y no puedo comer otra cosa.
-¡Cuenta, cuenta! Pepi explico que estaba haciendo monodieta y que cada día comía un
solo alimento (plátano, arroz, pollo, piña) y que en una semana perdería 7
kilos. Todas escucharon embelesadas Elena se la apunto para realizarla en la
próxima semana.
Pasaron los meses sin
mayores incidencias, juntándonos, hablando de nuestras familias y trabajos. Sin
embargo este mes vuelve a ser diferente. Yo me siento junto a mis compañeras y
al venir la camarera le preguntó:
-¿Me puedes enseñar el menú végano?
Nuestra habitual camarera
me lo alcanza y después e echar un vistazo pido:
-¡Un risotto végano de setas de primero y
hamburguesa de seitán y quínoa de segundo, por favor!
Cuando levanto la vista
están todas mis amigas mirándome en silencio y sin pedir; la camarera esperando
y sin saber muy bien que hacer, pues no parece que se animen a pedir nada.
-¿Qué?
Dicen a la vez.
-¿Eso porque?
-En realidad, hace un tiempo que como poca carne y
pescado; mi conciencia me lo impide y al fin tome la decisión de comer solo
comida sin sufrimiento. Es decir soy végana.
De repente un aluvión de
preguntas y reproches me invade por doquier.
-¿Y el calcio? ¿Y la proteína? ¿Y las vitaminas? Tú
estas loca, tú caerás enferma, no sabes que haces…
-Te vas a descalificar la leche es el alimento más
completo. Suelta Elena (ella que
es capaz de estar comiendo nabos un mes entero por perder peso, sin
cuestionarse nada, solo por que fulanito ha dicho que es una maravilla).
-Pues necesitas comer pescado o no tendrás omegas.
-Pues si no comes carne te quedarás sin músculos.
-¿Tú sabes el daño que le haces a tu cuerpo?
-¡Cari, si no estas gorda! Si quieres te doy una
dieta que se llama del astronauta y veras como pierdes ¡
Así un montón de preguntas
y de reproches.
-¡Vamos, que flipo en colores! Respondí. Sois
capaces de hacer mil dietas raras y no os cuestionáis vuestra salud, ni el
aporte de vitaminas, ni el balance hídrico, ni nada de nada y os pasáis las
dietas raras unas a otras sin acudir a ningún/a especialista en nutrición y yo
que como con conciencia soy cuestionada ¡Vuestras burradas a vuestro propio
cuerpo no! ¡Ahora todas sois expertas !
¡Esto no es un capricho, esto es una limpieza de
conciencia y de cuerpo; me siento bien, no tengo carencias y encima la gente
que como yo esta tan concienciada somos los primeros que comemos
balanceadamente y desde luego no como todo el día lechuga!
-¡Bueno, bueno, tu sabrás lo que haces, pero luego
no vengas llorando!
Lo siento pero así ha
terminado hoy mi comida.
He descubierto que hay
much@s experto en nutrición sin título ¡jejejje!
He descubierto que es fácil convertirse en juez de los demás.
He descubierto que mi
salud preocupa un montón a todo el mundo ¡JAJAJAJJA!
He descubierto que me molesta
que me cuestionen cuando no cuestiono, pero hay que aprender a convivir con
ello.
He descubierto que el
tiempo pone a cada cual en nuestro lugar y que esto no es un capricho de 7
días.
Tal vez con tiempo
descubran la verdad y se replanteen las cosas.
¡Ya nos veremos en la
próxima comida!
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Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
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